Entradas

Cicatrices

Again - Shigatsu wa kimi no uso OST  Si tuviera que definir este año en dos palabras, serían ruptura e inestabilidad . Rupturas no sólo sentimentales, sino de cambios de vida, lugares, prioridades y actitudes. Inestabilidad en todos los ámbitos de mi vida. Tras un largo tiempo de tranquilidad emocional tuve que volver a aprender a convivir conmigo misma, mis taras y mis soledades. Mis autodestrucciones, pero también mis fortalezas e ilusiones. ¿Cuántas veces puede romperte la misma persona? ¿Hasta qué punto eres capaz de recomponerte y volver a ser el que eras? Quizás el mayor error sea dar tanto poder sobre mí a alguien, ceder tanto terreno. Pero cuando las cosas van bien, es tan reconfortante… que casi compensa las lágrimas y noches en vela. A lo largo de los años he dado esa confianza, esos pedacitos ocultos de mí que necesitan ser queridos y aceptados, a no demasiadas personas. Con la primera decepción vinieron los primeros miedos e inseguridades, que hicieron de la

Vínculos

Hace un par de semanas, una señora que no me conoce mucho me preguntó en un momento de “intensidad” que quiénes me habían hecho daño. Estábamos trabajando así que tras la sorpresa inicial le contesté algo de guasa para escurrir el bulto. Pero al poco retomé la conversación por una insana  curiosidad. No era un momento muy adecuado pero me resulta difícil resistirme (¡ya sabes!) a hablar de sentimientos profundos e intensidades varias. Como ella lleva muchos años trabajando allí y ha visto a muchos de mis compañeros desde evolucionar día tras día, estaba segura que habrá observado con atención cambios positivos, negativos y madurez tanto personal como profesional en todos nosotros. Y aunque sólo llevo tres meses aquí voy a incluirme porque hasta yo misma me veo un poco distinta. Se notaba que tenía ganas de hablar, así que estuvimos charlando largo y tendido sobre mis compañeros más próximos (cosa que me encantó porque me dio otra perspectiva sobre algunos aspectos de

Del odio y sus derivas

(Por si no te gusta leer en silencio: Talking to myself - Linkin Park ) Seguro que alguna vez has pensado que el odio es el sentimiento opuesto al amor. Hablo de ese odio rabioso  y visceral que nos ciega cuando nos dejan, cuando dan a entender que no somos suficientes o que lo que antes nos hacía especiales a los ojos de alguien se diluye y no es más que un estorbo. Yo pensé (y viví) con ese odio mucho tiempo. Era relativamente sencillo. La manera más fácil y satisfactoria de volcar toda la tristeza y desilusión que no me dejaba ver más allá. Así no asumes que tú tienes parte de la culpa, que no has podido ser perfecta. O que a veces ni siquiera es culpa de alguien, sino del cúmulo de circunstancias, distancia física y emocional. Desgana o desgaste, como prefieras llamarlo. Pero no . Es una fase necesaria, imprescindible incluso, aunque la ruptura haya sido mutua. Pero como toda fase, es temporal y deja paso a la aceptación, a la posibilidad de volver a ser feliz con uno

Monstruos.

(Puedes leerlo en silencio, con tus propios monstruos. O escuchando "Have a beer" de Bear McCreary) Por fin me siento en la silla y tengo tiempo para cerrar los ojos. Me embriaga una sensación de vértigo y tengo que agarrarme a la mesa. No estoy en una montaña rusa, no existe ningún terremoto fuera de este lugar. Existe espacios que son un mundo. Un mundo imaginario, que crea y despieza figuras a la par que pestañeas. La mente. En ella conviven seres, que creas, que destruyes, que evolucionan contigo. Una mañana puedes levantarte sabiendo que hay algo dentro de ti que te hace sonreír, una noche puedes desvelarte por haber destruido algún monstruo. Monstruos . Seres. Piezas de tu puzle particular. Nadie dijo que los monstruos eran malos, nadie. Pueden dar dolores de cabeza o torturarte sabiendo que cada noche que cierres los ojos saldrán a por ti una y otra vez. Pero los monstruos no te tocan, sólo se ríen de tu poca iniciativa para salir hacia delante, derrotarl

50 cosas sobre mí que (quizás) no sabías

Me expreso mucho mejor escribiendo que hablando. Porque pienso muy rápido, quiero decir muchas cosas en poco tiempo y al final me acabo liando. Cuando era pequeña quería ser pastelera. Sin embargo me gusta mucho más lo salado que lo dulce. Pero cuando llegó el momento de elegir dudaba entre psicología, traducción e interpretación o farmacia. Todo muy relacionado, vamos… Hace unos años comencé a escribir una novela, pero nunca la terminé porque no me convencía mi manera de narrar ficción. Me gustan más las series que las películas. Sobre todo porque la mayoría de las películas me parecen predecibles y no conecto tanto con los personajes. Eso sí, me encantan las películas de miedo, pero las de miedo de verdad (no esas tonterías de 4 sustos, que me dan más risa que otra cosa). Pero soy de lágrima fácil y lloro enseguida con todo lo audiovisual, sea predecible o no. Mi serie preferida es Anatomía de Grey, y ahora que trabajo en un hospital me siento un poco dentro de ella (¡salv