Del odio y sus derivas

(Por si no te gusta leer en silencio: Talking to myself - Linkin Park)

Seguro que alguna vez has pensado que el odio es el sentimiento opuesto al amor. Hablo de ese odio rabioso y visceral que nos ciega cuando nos dejan, cuando dan a entender que no somos suficientes o que lo que antes nos hacía especiales a los ojos de alguien se diluye y no es más que un estorbo.

Yo pensé (y viví) con ese odio mucho tiempo. Era relativamente sencillo. La manera más fácil y satisfactoria de volcar toda la tristeza y desilusión que no me dejaba ver más allá. Así no asumes que tú tienes parte de la culpa, que no has podido ser perfecta. O que a veces ni siquiera es culpa de alguien, sino del cúmulo de circunstancias, distancia física y emocional. Desgana o desgaste, como prefieras llamarlo.

Pero no. Es una fase necesaria, imprescindible incluso, aunque la ruptura haya sido mutua. Pero como toda fase, es temporal y deja paso a la aceptación, a la posibilidad de volver a ser feliz con uno mismo. Un día te despiertas y ya no te cuesta tanto levantarte. La rutina es tu amiga, te adormila pero te mantiene entretenida. Empiezas a centrarte y disfrutar otra vez de las pequeñas cosas de la vida. Descubres a una persona que te hace reír, y que evita que pienses en lo negativo mientras estás con él. 

Así que definitivamente no, lo contrario al amor desgarrador y que arrasa con todo no es el odio. Es la indiferencia. ¿Algún día conseguiremos estar delante de esas personas que nos han querido y nos han hecho tanto daño sin sentir nada? ¿Podremos desearles realmente que sean felices sin nosotros, sin pensar que todo podría haber acabado mejor si hubiéramos sido más fuertes? ¿Podremos acabar con todas las brasas que quedan de lo que en su día fueron las llamas del incendio?

Yo no termino de decidirme. No sé si quiero o no esa indiferencia. Creo que con tanta frialdad una pequeña parte de ti desaparece para siempre, y puede ser una injusticia para lo que sentiste por otra persona en su día.
Pero entonces llegan esas noches. Cuando no puedo dormir y el insomnio es ansiedad y la ansiedad insomnio. Deseas un abrazo, su caricia, que te digan que todo irá bien y puedes con todo tú solo. En esas noches no quiero indiferencia, pero la necesito con tanta fuerza…

Ya no siento odio, pero tampoco indiferencia. Supongo que estoy en un punto medio del gran abanico de matices del proceso. Quizás no sea real y no llegue a sentirla nunca. Quizás vaya a estar sola, o quizás no.

Pero sí sé que no quiero estancarme, no pienso dejarme arrastrar por tu fuerza 
(que ni siquiera es tuya, sino la mía que no te suelta).

Comentarios

  1. Enfoques. Que tu mente enfoque otra cosa. Cuando tengas insomnio levanta el brazo, extiende la mano y lo primero que agarres será algo que merece MÁS tu atención. MÁS que esa persona, MÁS que ese odio. Tu vida ha cambiado, ahora tienes que darte tiempo para verlo y disfrutar de ello.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Monstruos.

Cicatrices